Fecha 28: otro día para escribir historia

Hebraica visitó a Boca en el Polideportivo Quinquela Martín con la intención de repetir sus últimas actuaciones para acercarse al gran objetivo. El equipo de Nacho Cabral superó sus propias expectativas y se quedó con la victoria con menos de dos minutos por jugar. Desahogo y aplausos para un grupo de jugadores y cuerpo técnico que a base de trabajo y sacrificio volvió a dejar en claro que quiere y desea seguir escribiendo historia. ¡Vamos Hebraica!

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En la previa siempre se escucha o se lee lo difícil que resulta sumar en este tipo de partidos. El objetivo no cambia más allá de resultados, ahí es cuando la perseverancia y aquello por lo que uno lucha suma aún más valor. Pero hay días donde coinciden ambos puntos y este equipo, muy lejos de ser casualidad, volvió a decir presente.

Quinteto habitual con Fede Arruguete en el arco (clave en muchos momentos del segundo tiempo), Ari Birencwaig (el corazón del capitán mas vivo que nunca), Pablo Pastor y Mati y Gabi Edelstein. Ingresaron Santi Escande, Pablo Vera, Juan Yoma, Elio Guipponi, Fede Entenberg, Facu Schusterman y Diego Trzewik. Nico Kravetzky y Nico Giaconi completaron el banco.

El arranque ya mostró a un Hebraica con intenciones. Gabi Edelstein se lo perdió en el segundo palo y Pablo Vera buscó con un remate lejano. Boca presionaba bien arriba y los de Pilar se las ingeniaban para salir con la pelota. A los 10, a través de una gran jugada de pelota parada, A. Vaporaki gritó el primero. El equipo no bajó la intensidad y tuvo sus chances: Facu Schusterman por la izquierda con un disparo ante el arquero y Mati Edelstein con dos oportunidades también mano a mano. Abdala pudo haber aumentado la distancia pero su remate se fue apenas afuera.

En la etapa complementaria, el local dominó las acciones pero al minuto Pablo Pastor igualó el marcador con una media vuelta que desató el grito de toda la gente de Hebraica. Boca ahogó a su rival y generó situaciones pero Hebraica nunca perdió el orden y la concentración. El reloj marcaba un minuto y 39 segundos por jugar cuando Gabi Edelstein apareció en el segundo palo para gritar el 2-1. El equipo aguantó hasta la última y los brazos en alto de cada uno de los que forman parte de todo esto resumió el momento. Un capítulo único de esta historia que todavía está lejos de terminar y que promete mucho más aún.

Todo esto, este presente, quedó muy lejos de las casualidades. Otra vez se vivió, se sufrió y se festejó uno de esos días para escribir historia. ¡Vamos Hebraica!

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