Fecha 8: ¡Soy de Hebraica!

Hebraica recibió a Villa La Ñata en Pilar por la octava fecha del torneo con la necesidad de recuperarse y volver al triunfo después de tres caídas en fila. Con un Microestadio Medinath Israel lleno, el equipo jugó uno de esos partidos que quedarán en el recuerdo por el carácter emocional, el resultado y el desahogo final. Los más grandes, los más chicos, los jugadores, las familias, el cuerpo técnico y todos los que siguen semana a semana el futsal terminaron su sábado, más que nunca, con el «¡Soy de Hebraica!».

Para-Cronica

Hay momentos de un torneo que marcan puntos de inflexión, no actúan como definitivos, pero si dejan en claro que se puede. En un camino largo, cuando las derrotas parecen acumularse y afectar mucho más, la sensación de la victoria invade de manera única cuando regresa. Un sábado con un choque de extremos: el puntero del campeonato, que seguramente estará entre los ocho mejores del certamen y que atraviesa un gran presente,  ante un rival con la urgencia de una victoria por un inicio inesperado de campeonato.

Quinteto inicial con Fede Arruguete en el arco, Ari Birencwaig, Elio Giupponi y Gabi y Mati Edelstein. Ingresaron Rodri Escosteguy, Franco Castrilli, Maxi Jarast, Fede Entenberg, Pablo Pastor, Lauti Franco y Gastón Broggia. Nico Kravetzky completó el banco de suplentes.

Como se esperaba, el partido mantuvo una intensidad de principio a fin con dos equipos presionando arriba e intentando forzar el error del rival. Actitud, velocidad y mucha marca, sin espacios para jugar. En la mitad del primer tiempo, Villa La Ñata golpeó dos veces para sacar la primera diferencia del encuentro. Hebraica no perdió su idea y descontó a través de Franco Castrilli, quien gritó su primer tanto con la camiseta. Minutos después, Mati Edelstein definió ante el arquero, la pelota pegó en el palo y él mismo volvió a empujarla a la red. El 2-2 ya se gritó como un gran desahogo por volver a estar en partido, pero el 3-2 con otra definición de Mati Edelstein a través de una sexta falta, dejó arriba a Hebraica. El visitante también tuvo su tiro de doble penal e igualó en tres el resultado. A falta de 49 segundos, Brizuela construyó una jugada individual determinante para asistir y dejar a La Ñata 4-3 arriba. Hebraica tuvo su chance de igualdad con otra sexta falta, pero esta vez el arquero naranja evitó el grito de Mati Edelstein.

El inicio de la parte final fue clave para el desarrollo del partido. Primero Pablo Pastor gritó el empate tras una asistencia en un tiro libre y después Rodri Escosteguy apareció por la derecha del ataque para capturar un rebote y gritar su primer gol con la camiseta de Hebraica. El 5-4 se mantuvo durante todo el segundo tiempo con un ritmo de ida y vuelta y situaciones para ambos equipos. La Ñata lo buscó con arquero jugador pero Hebraica se defendió y sentenció el resultado a un minuto del cierre con una gran jugada colectiva que el capitán, Ari Birencwaig, definió a la red para el grito de toda la gente que acompañó el sábado por la noche.

Un resultado que va más allá de tres puntos, que deja en claro que más allá de posibles virtudes y defectos de un equipo en un camino incierto e inesperado, el final nunca está escrito. Merecido triunfo y desahogo para cortar una racha adversa de tres derrotas consecutivas. De las caídas se aprende mucho más, pero en algunas ocasiones, hay victorias cuyo factor anímico termina siendo determinante a corto y largo plazo. Hoy más que nunca y como se escuchó en Pilar en el cierre de la jornada: ¡Soy de Hebraica!

 Por Ariel Edelstein.

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