Hebraica recibió a San Lorenzo en Villa La Ñata por el segundo duelo de la serie de semifinales ante una multitud que viajó a Benavidez para demostrar, una vez más, el sentido de pertenencia que le transmite este equipo. Con los aplausos al grito de «es un sentimiento, no puedo parar», el conjunto de Nacho Cabral cerró el mejor año de su historia: una historia que marcó un antes y un después y se convertirá en leyenda. Más que nunca y como siempre, del lado de estos colores, con los valores y el sacrificio que este grupo demuestra y representa. ¡Esto es Hebraica Futsal!

Quizás la noche de este viernes 15 de noviembre resumió a la perfección las tres palabras que definen lo que este equipo genera hace mucho tiempo: pasión, mística e identidad. La combinación es el resultado de lo que estos jugadores representan para los más grandes y más aún para los más chicos: ese ejemplo que solo el deporte puede transmitir, en la forma en que cada club decide el cómo transmitirlo.

El quinteto titular fue el de mayor presencias en la temporada: Nico Kravetzky en el arco, Ari Birencwaig, Pablo Pastor y Gabi y Mati Edelstein. Ingresaron Nico Lamas, Axel Perez, Santi Escande, Gastón Broggia, Rodri Escosteguy, Tomi Giaconi y Lean Ataides. Gonza Carballo y Andy Volman completaron el banco de suplentes.

Apenas con 25 segundos en el reloj, Gabi Edelstein gritó el primero en el segundo palo. San Lorenzo igualó rápido y pasó a ganarlo por dos goles en sus primeras llegadas. Otra vez Gabi Edelstein descontó después de una gran jugada colectiva y así se fueron al descanso.

Los primeros tres minutos de la etapa complementaria parecieron sentenciar el encuentro. El 5-2 se hizo muy cuesta arriba para Hebraica que buscó con arquero jugador pero recién pudo descontar a falta de tres minutos con un disparo de Ari Birencwaig. Lean Ataides dejó al equipo por la mínima con apenas 60 segundos por jugar, pero ya no hubo tiempo para cambiar el marcador.

Tremendo final en una postal que quedará en los corazones celestes de toda la gente que aplaudió al equipo al ritmo del «Soy de Hebraica, es un sentimiento, no puedo parar». Los resultados son circunstancias del juego, pero los ejemplos y ese sentido de pertenencia necesita de mucho tiempo, trabajo y dedicación para construirlo. En el mejor año de la historia del Futsal de Hebraica con dos semifinales, solo queda agradecer a este equipo, cuerpo técnico y a todos los que, desde su lugar, hacen posible y dejan su vida por estos colores. A veces dejamos huellas en la historia, esas que el tiempo asienta hasta convertirse en leyendas. Más que nunca, ¡vos sos mi única pasión, no puede compararse, las cosas que hice por vos no las hice por nadie. Te sigo siempre de pendejo, no me importa nada, en las buenas y en las malas, yo te aliento hasta el final! Con el corazón, ¡Vamos Hebraica!

Por Ariel Edelstein.